miércoles, 22 de mayo de 2013

APPLE y la Fiscalidad...

Apple sufre la presión fiscal en EEUU por tributar sólo por el 1,9% de sus beneficios


 
"Apple no utiliza trucos fiscales", aclaró ayer Tim Cook, consejero delegado de Apple, ante el Subcomité de Investigaciones del Senado que acusó a la empresa de Cupértino de haber evadido miles de millones de dólares en impuestos. Lea aquí gratis la nueva revista digital elEconomista Tecnología.



Sin embargo, las pesquisas lideradas por los investigadores del Congreso de EEUU alcanzaron una conclusión que dista bastante del contexto ofrecido ayer por Cook y sus chicos. Según los legisladores, la propiedad intelectual de Apple está en manos de su filial irlandesa, Apple Operations International (A.O.I, por sus siglas en inglés), que no tiene empleados o presencia física en Irlanda y que ha recibido 30.000 millones de dólares en ingresos desde el 2009 sin pagar ningún impuesto sobre la renta a ningún gobierno en los últimos cinco años.

Ante este importante detalle, Phillip Bullock, director de operaciones fiscales de Apple, confirmó que AOI, una sociedad creada para el negocio no estadounidense de Apple, no ha presentado una declaración de impuestos de las empresa en los últimos cinco años. Dicho esto, Cook explicó que dicha sociedad "no es más que una entidad creada para proporcionar, de forma eficiente, el manejo de dinero en efectivo de Apple sobre ingresos que ya se han gravado". "En mi opinión A.O.I. no reduce en absoluto los impuestos pagados en EEUU", reiteró.

En cierta forma, el tono de los senadores liderados por el demócrata Carl Levin, no tuvo como objetivo culpar a Apple de estar cometiendo ningún tipo de ilegalidad sino poner de manifiesto si es justo que compañías de la talla de la de Cupertino empleen este tipo de estratagemas para evitar pagar impuestos. De acuerdo con la investigación del Congreso, "Irlanda ha funcionado esencialmente como un paraíso fiscal para Apple". Al fin y al cabo, las operaciones irlandesas de Apple le han permitido pagar sólo un 1,9 por ciento en impuestos sobre los 37.000 millones de dólares en beneficios registrados en el extranjero en 2012, a pesar de que la fiscalidad media de impuestos sobre ingresos empresariales en los países de la OCDE) fue del 24 por ciento el año pasado.

Según matizó el CEO de Apple, EEUU tiene "tan enormes ventajas" pero, en términos de repatriación de beneficios, puso de manifiesto que una tasa del 35 por ciento, es demasiado elevada. El capitán de la de Cupértino apostó sin embargo por eliminar todos los impuestos sobre los gastos de las empresas así como implantar un sistema fiscal muy simple, que incluya un impuesto razonable para la repatriación de fondos en el extranjero. "Entonces muchas empresas traerían capital para invertir en los Estados Unidos", señaló.

En busca de un nuevo filón


Al margen de la presión fiscal, los analistas reclaman a Apple una nueva genialidad tecnológica, algo parecido a lo que en su momento significó el iPhone o el iPad. Podría ser el iWatch o cualquier otro invento capaz de crear una revolución.

Todo es o no es nada fácil, es lo que demandan estos días los analistas y amigos de una marca. El caso es que la compañía tiene a los suyos muy mal acostumbrados. O muy bien, según se mire. La que, hasta el pasado verano, era la compañía cotizada más valiosa del mundo, con una capitalización de 621.000 millones de dólares -503.000 millones de euros-, ahora vale 415.755 millones de dólares, 323.000 millones de euros.

En ocho meses, los títulos pasaron de los 702 dólares de septiembre a los 433 dólares del pasado 20 de mayo, un 36% menos. Esa trayectoria comenzó a darse la vuelta la última semana de abril, gracias al primer pago de dividendos de los últimos 17 años. Desde el pasado 23 de abril hasta ayer, la firma se ha anotado un repunte del 9,10 por ciento. Pese a ello, los analistas están pendientes de algo más, quizá de una nueva genialidad que confirme la recuperación del terreno perdido en los últimos meses.

El iPhone y el iPad, siguen siendo seductores, pero han perdido la jovialidad y capacidad de sorpresa de años atrás. Quizá ha llegado la hora del iWatch, el reloj inteligente con el que Apple pretende atarnos Internet a la muñeca, a través de una pantallita flexible de apenas 1,5 pulgadas.

También podría ser un televisor inteligente que fuera lo nunca visto. Sea lo que sea, la empresa debe sacarse otro prodigio de la chistera y olvidar el frío invierno pasado. Los récords de un trimestre para otro parecen ahora lejanos.

Por todo ello, los inversores se preguntan a qué espera Apple para reaccionar. Algunos piden a gritos nuevos productos con los que dar un golpe sobre la mesa, para dejar claro quién es el verdadero rey. Mientras esa reacción no se produzca, Samsung y Google aprietan más que nunca. Pese a lo anterior, las luces de emergencia no se han encendido en Cupertino. Confían ciegamente en su propio ritmo de lanzamiento de productos, ajenos a presiones externas.

Pero que nadie se engañe: la telefonía móvil es lo que manda. Dos tercios de los beneficios de Apple proceden de los iPhones, y ese detalle no se les escapa a los estrategas que rodean a Cook. Por ese motivo, uno de los asuntos a cuestionarse sería considerar el actual ritmo de renovación de los teléfonos. El iPhone 5, presentado en septiembre de 2012, se ha quedado desplazado ante el fulgor de otros smartphones más novedosos.

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