jueves, 5 de febrero de 2015

Grecia atrapada?

NO ACEPTA SUS BONOS COMO GARANTÍA COLATERAL


Draghi cierra el grifo a Grecia y ata en corto a 

sus bancos


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El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido dejar de aceptar como garantía la deuda de Grecia en sus operaciones de liquidez al considerar que en estos momentos no es posible asumir que la evaluación del plan de rescate del país heleno vaya a finalizar con éxito, anunció la institución, que de esta manera aboca a los bancos griegos a financiarse a través de la línea de liquidez de emergencia facilitada por el banco central nacional.
"El Consejo de Gobierno del BCE ha decidido levantar la suspensión que afectaba a los instrumentos emitidos o garantizados por Grecia que les permitía ser utilizados en las operaciones de política monetaria a pesar de no cumplir con los requisitos mínimos de rating", explicó el banco central en un comunicado. "La decisión del Consejo de Gobierno se basa sobre el hecho de que actualmente no es posible asumir una conclusión exitosa de la evaluación del programa (de rescate)", justificó el instituto emisor.
De este modo, aquellas entidades que carezcan del colateral suficiente según los criterios del BCE podrán atender sus necesidades de liquidez a través de la línea de asistencia de emergencia (ELA) a través del respectivo banco central nacional y en el marco de la regulación del Eurosistema.
Tsipras y Varufakis aceleran las gestiones
El nuevo Gobierno griego liderado por Syriza vivió ayer uno de los muchos 'días D' que aún le quedan por delante en su particular cruzada contra el orden imperante en la UE. Un día que llevó al primer ministro, Alexis Tsipras, hasta Bruselas y París, mientras su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, llamó a la puerta del despacho que el todopoderoso Mario Draghi tiene en la nueva sede del Banco Central Europeo en Fráncfort.
Política y economía. Tsipras y Varoufakis. Ambos hablaron de «optimismo», de «mucho optimismo» incluso, pero la realidad, siempre tozuda, es bien diferente, como se encargó de recordarlo 'Súper Mario'. Sin Troika, sin programa de supervisión del rescate cuya prorroga expira el 28 de febrero, no habrá financiación para los bancos griegos. No es política, son las reglas.
Pese a lo mediático de la visita de Tsipras a Bruselas para reunirse con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, el del Consejo, Donald Tusk -tras ambas reuniones no hubo declaraciones- y el del Parlamento Europeo, Martin Schulz -aquí sí hizo unas breves declaraciones-, la clave de la jornada estaba a cientos de kilómetros de allí, en Alemania. En Fráncfort, sobre todo, pero también en Berlín. A las 09.30 horas, Varoufakis mantuvo su primer encuentro privado con Draghi para explicarle de viva voz el plan que el lunes detalló al 'Financial Times', una hoja de ruta que ya no habla de quitas sino de canjes de los bonos actuales por dos tipos: unos vinculados al crecimiento en el caso de sus socios de la Eurozona (195.000 millones), y otros perpetuos en lo referido al BCE (27.000) y a los bancos centrales nacionales (23.000). 
Además, pidió ampliar de 15.000 a 25.000 millones el tope legal establecido a corto plazo para emitir letras del Tesoro. Una vía que busca contar con liquidez extraordinaria en los próximos meses en caso de imprevistos. Las respuestas fueron tan obvias como contundentes. No y no.
'Súper Mario' no hizo declaraciones, pero un portavoz del BCE comunicó a través de Efe que «el presidente aclaró el mandato institucional de la entidad y urgió al nuevo Gobierno griego a comprometerse constructiva y rápidamente con el Eurogrupo para asegurar la estabilidad financiera constante». 
Traducción: el margen de maniobra que tienen con la deuda griega es mínimo (los Tratados prohíben la financiación encubierta de los Estados) y dos, el consejo de ministros de la zona euro, los grandes acreedores de Grecia, son los que tienen la sartén por el mango. La prórroga del segundo rescate concluye el 28 de febrero y si no existe un acuerdo para prorrogarlo, el país heleno se enfrenta al abismo del corralito y los impagos. Grecia, sin la financiación de sus socios y sin el dinero de sus bancos (el BCE les presta para comprar deuda soberana), es incapaz de sobrevivir ni un día en los mercados.
La baza francesa e italiana
Pero si de Fráncfort llegaban malas noticias pese al «optimismo» mostrado, de Berlín, ídem de ídem. El Ministerio de Finanzas alemán, liderado por Wolfgang Schäuble -hoy se reúne con Varoufakis-, filtró un documento de trabajo de cara a una reunión de altos funcionarios del Eurogrupo en el que se muestra inflexible con las reformas impuestos a Grecia a cambio del dinero recibido. La Troika no se toca, privatización de sectores estratégicos, el salario mínimo no se sube, recorte de la administración pública... Un jarro de agua fría para las aspiraciones de Tsipras.
Quizá por eso, el flamante primer ministro ha decidido echar el resto en París y Roma, las dos capitales gobernadas por socialistas y sobre el papel, las más proclives a cambiar la doctrina de austeridad impuesta por Berlín junto a los Estados acreedores del norte. Si el martes se mostró encantado con el apoyo de Matteo Renzi ayer volvió a señalar a Francia como la gran potencia que puede hacer de puente con Alemania y Europa para dar algo de luz al futuro griego. «La estabilidad de la UE presupone un cambio de política económica, un giro hacia el crecimiento, y Francia debe tener un papel protagonista para este cambio de política», ensalzó Tsipras junto a François Hollande, que pidió responsabilidad y solidaridad.
Por la mañana, en Bruselas, después de recibir dos cariñosos besos de Juncker y ser cogido de la mano por el veterano luxemburgués antes las carcajadas de los medios internacionales, el líder heleno pidió un gran acuerdo que le permita hacer reformas con mayor flexibilidad fiscal y aseguró que «nuestro objetivo es respetar la soberanía del pueblo en Grecia y al mismo tiempo respetamos las reglas de la UE». «Queremos corregir este marco, no destruirlo», dijo.

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