EL LIBRE EXAMEN
La energía, problema español
Publicado el 05-06-2010 , por Juan Velarde
Desde que comenzó la Revolución Industrial -basta recordar la obra de Jevons The Coal Question- el problema energético se convirtió en uno de los centrales relacionados con el desarrollo económico. De ahí su conversión en una cuestión polémica de primer orden.
Hace un año comenté aquí las propuestas derivadas de una opción equivocada de la Fundación Ideas. Por cierto no existió ninguna réplica. En cambio, en esta ocasión, en el volumen preparado por el CESEDEN, a causa, evidentemente, de sus competentes autores –la relación aparece en la pág. 195 con una breve, pero significativa, nota biográfica–, todos ellos técnicos muy solventes, el resultado es totalmente diferente a aquél que titulé aquí “Un informe beligerante y pintoresco”.
Evidentemente, tenía que plantearse en él la situación energética mundial –por cierto, ¿a qué se debe que prácticamente nada se hable en este volumen de la realidad petrolífera de Guinea Ecuatorial, salvo una referencia minúscula en la pág. 94?–, pero en estos momentos, a causa de la crisis que nos golpea, nos impulsa a recoger, muy prioritariamente, lo que nos afecta a los españoles.
Por ejemplo, no se puede dejar a un lado, de la mano autorizadísima de Antonio Colino y Rafal Caro, lo que se lee en la pág. 71 sobre el modelo energético español, el cual presenta “muy alta dependencia energética exterior, 80%, frente al 59% de la Unión Europea; escasas conexiones de electricidad y gas con la Unión Europea; su economía necesita más energía que las de su entorno para producir una unidad de PIB (es decir, elevada intensidad energética); es el país europeo cuyas emisiones de CO2 se alejan más del compromiso adquirido en el Protocolo de Kioto”, cuestión ésta que se estudia más ampliamente en las págs. 72-75; finalmente, queda latente el problema de la apuesta hispana a una energía cara.
Por eso en la pág. 191, tras recordar esta situación se plantea “si es buena para España su peculiaridad, que difiere de las políticas y objetivos de la Unión Europea”, porque se separa “totalmente de la política europea relacionada con el uso de la energía nuclear”, concluyendo con agudeza: “¿No se estará haciendo política con la energía, en vez de diseñar una política energética?”
De la mano de Francisco José Berenguer Hernández hemos también de interrogarnos sobre cómo no tener en cuenta lo que se dice en la pág. 141 sobre el papel de Francia en la era nuclear de Marruecos tras una serie de acuerdos completados con “el alcanzado en el ámbito de la extracción y manipulación de los fosfatos... con el fin de obtener de ellos uranio. Se estima que dadas las grandes reservas de fosfatos disponibles, se podrían obtener hasta 6 millones de toneladas de uranio, el doble de las reservas mundiales actuales, convirtiendo así a Marruecos en un referente mundial en el ámbito energético”.
Se añade a renglón seguido: “De hecho incluso de podría dar la aparente paradoja de que en un futuro a medio plazo y de seguir inalteradas las políticas energéticas de ambos países, Marruecos se convierta en un proveedor de electricidad importante para España”.
Pero todo eso, referido a nuestro país, ha de mostrarse en el marzo de una realidad de mercados mundiales cuyas características quedan perfectamente puntualizadas en el capítulo VI, sobre la “Geopolítica de la Energía”, debido a la profesora de la Universidad Politécnica de Madrid, Natividad Carpintero (págs. 93-120) seguido por la aportación de Berenguer en las 123-163. En ellas se exponen, de modo muy completo, las enormes tensiones que se desarrollan, en estos momentos, en el ámbito de la energía. Conviene, por ejemplo, leer lo que se dice de Sudán, donde podrían existir “unas importantes reservas de petróleo sin explotar... debido al conflicto civil” (pág. 103), o lo que sobre el gas ruso se contiene en la pág. 105, o el excelente panorama que sobre China se presenta en las págs. 116-119, o lo que acerca de España y las aguas de Canarias-Sáhara se dice en la 142.
Obligado, pues, es tener en cuenta este libro para todo el que quiera opinar, con solvencia, sobre la energía desde una perspectiva española.
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