domingo, 13 de junio de 2010

Manualillos para una crísis ( 1 )

Las Dudas de los Gilitos...

EE.UU. mira con preocupación la crisis europea

Las opiniones se dividen sobre cúal es la mejor manera y el momento adecuado para atacar el creciente déficit fiscal del país

Por Deborah Solomon


WASHINGTON— Muy pocas personas en esta ciudad creen que el déficit fiscal se arreglará por su cuenta, pero hay discrepancias sobre cuál es la receta indicada para reducirlo.

El debate se divide en dos campos. En uno se encuentra el gobierno del presidente Barack Obama —y los economistas keynesianos— quienes consideran que Estados Unidos necesita gastar más, no menos, para apuntalar la incipiente recuperación económica. En su opinión, es prematuro adoptar el tipo de medidas drásticas que se contemplan en algunas partes de Europa, y fortalecer la economía a través del gasto acabará por reducir la deuda.

"Estimular el crecimiento, si podemos conseguirlo, es con holgura la mejor forma de mejorar nuestra posición fiscal", dijo en un discurso el mes pasado Lawrence Summers, director del Consejo Económico Nacional de EE.UU.

En el otro lado del debate, están los legisladores y economistas que insisten en que EE.UU. no se puede dar el lujo de esperar para recortar el gasto. El déficit crecerá en hasta US$9 billones (millones de millones) en la próxima década, según los cálculos de la Casa Blanca, en gran parte debido al creciente gasto en programas de beneficios sociales, como el Seguro Social y el plan de salud para la tercera edad Medicare, a lo que se suma el drástico aumento en los costos de los intereses sobre la deuda.

Otros economistas dicen que la deuda podría subir hasta US$11 billones, incluyendo un estudio reciente de William Gale, del centro de estudios Brookings Institution, y Alan Auerbach, de la Universidad de California, en Berkeley.

Se espera que la deuda de EE.UU. suba desde el 53% del producto interno bruto en 2009 al 90% en 2020, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. Los pronósticos apuntan a que los pagos de los intereses netos casi se cuadrupliquen en el mismo período a US$916.000 millones en 2020.

Las recetas para atacar el déficit oscilan entre los recortes inmediatos en el gasto a un enfoque más pausado, como la aprobación de reducciones del déficit que no entrarían en vigor de manera inmediata. Tampoco existe un consenso en el cronograma ni en temas importantes como si es mejor recortar la red de seguridad social o subir los impuestos. "Nadie se atreve a sugerir ahora amplios recortes del gasto o alzas de impuestos, pero eso es lo que necesitamos tanto por la magnitud del efecto involucrado, como por la sensación de que habrá un sacrificio compartido", dijo Gale, de Brookings.

A diferencia de Europa, EE.UU. no enfrenta las presiones del mercado para recortar su déficit presupuestario. De hecho, la agitación en Europa ha propiciado la entrada de dinero en busca de la seguridad relativa que ofrece el país.

La situación en Europa, no obstante, está haciendo más difícil para EE.UU. ignorar sus problemas fiscales. La crisis al otro lado del Atlántico tan sólo ha exacerbado las tensiones en EE.UU. sobre el papel y el tamaño adecuado del Estado.

El tema se ha convertido en un eje central en la campaña de 2010, con los republicanos criticando el creciente gasto de estímulo para mostrar que los demócratas están desconectados del mundo real. "En lugar de incrementar el gasto, deberíamos estar recortando el gasto y dejar de tirar el dinero en cosas que ni están funcionando ni son eficaces", dijo el senador republicano por Oklahoma Tom Coburn.

En cierta forma, la situación en Europa ha galvanizado a quienes piden medidas inmediatas. Durante una serie de manifestaciones en varios municipios, el representante republicano por Wisconsin Paul Ryan mostró a los electores una presentación en Power Point en la que mostraba los problemas fiscales del país, y cuya última gráfica se titulaba: "Europa y Grecia: un aviso", y "¿Cómo evitar esta suerte?".Su propuesta: dejar de gastar y comentar a recortar.

Para el gobierno de Obama no es una decisión fácil. El presidente ha propuesto una serie de pasos para controlar el déficit, incluyendo la congelación del gasto anual (excluyendo el sector de defensa) durante tres años, permitir que venzan los recortes de impuestos del presidente Bush para los estadounidenses más ricos y la creación de una comisión bipartidista para que busque maneras de reducir el déficit del actual 10% al 3% del PIB.

La prioridad, sin embargo, sigue siendo estimular el crecimiento a través del gasto continuado.

A la postre, se tendrán que tomar medidas severas, como recortes a programas a los que tienen derecho todos los estadounidenses —como el Seguro Social— y aumentos de impuestos.

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