domingo, 5 de agosto de 2012

Eurolandia vista por los Gilítos....


Draghi podría prolongar la vida del euro por otro mes


El euro se está quedando rápidamente sin tiempo, pero tal vez Mario Draghi tenga éxito en extenderle un poco más la vida.
Al sugerir el jueves que está cerca de alcanzar un plan maestro para reducir los costos de endeudamiento de los deudores de la eurozona, el presidente del Banco Central Europeo ayudó a moderar inmediatamente la presión de venta sobre la moneda única.
Reuters
El presidente del BCE, Mario Draghi.
No obstante, esto posiblemente dure unas pocas semanas mientras la comunidad inversionista internacional aguarda detalles más firmes de lo que planea Draghi.
Cuando el mes próximo concluyan las vacaciones de verano en Europa, y España retorne a los mercados con una gran subasta de bonos el 6 de septiembre, bien podría decidirse la suerte del euro.
O los inversionistas se convencen de que la crisis de la deuda de la zona euro ahora puede resolverse y comienzan a recomprar bonos de los deudores periféricos y euros.
O no, y el euro volverá rápidamente a la línea de fuego para la que podría ser la última vez.
La urgencia por resolver la crisis se hizo ahora más evidente que nunca en el intento del presidente del BCE de la semana pasada de invitar a la acción a sus pares de los bancos centrales de la zona euro y a los líderes políticos, cuando declaró que el BCE estaba listo para hacer lo que fuera necesario para salvar el euro.
En ese caso, la medida de Draghi fue solo parcialmente exitosa.
El presidente del Bundesbank, Jens Weidman, así como otros ejecutivos del BCE, dejaron en claro que no estaban preparados para avanzar en ningún programa de compras de bonos para ayudar a países como España e Italia a reducir sus costos de endeudamiento, a menos que se realizaran reformas fiscales más profundas.
Draghi quedó virtualmente reducido a admitir, durante una conferencia de prensa del jueves, que había fracasado y sólo podría establecerse un programa de compras de bonos una vez que los gobiernos de España e Italia realizaran pedidos de ayuda formales a la zona euro y sucumbieran a los nuevos programas de austeridad fiscal que acompañarían esos rescates.
Inicialmente, el mercado interpretó ese episodio en general como una decepción. Draghi había generado expectativas de lo que podría hacer el BCE y ahora había incumplido su promesa.
Tal vez eso sea cierto.
Pero el presidente del BCE también se las arregló para poner la responsabilidad de una pronta solución en las manos de otros bancos centrales y los políticos.
En el caso de España, el gobierno ahora está bajo presión para realizar un pedido de ayuda formal antes de la próxima subasta. Si no lo hace, podría enfrentar costos de endeudamiento estratosféricos que la acercará aún más a una cesación de pagos de la deuda soberana.
En el caso de los directivos de bancos centrales, ahora estarán bajo presión para delinear en las próximas semanas los detalles de un programa viable de compra de bonos, que convenza a los mercados que la crisis puede ser resuelta.
Y en el caso de Alemania, el pagador de todo rescate, estará más que nunca ante la disyuntiva de salir al rescate de los deudores periféricos y salvar al euro, o aceptar que ya no vale la pena salvar la moneda única.
De manera inadvertida, el Fondo Monetario Internacional ha añadido una mayor presión con la publicación de su último Informe de Contagio, el cual advierte sobre la potencial conmoción económica que podría sufrir el resto del mundo mientras siga deteriorándose la crisis de la zona euro.
Esto significa que otros líderes mundiales posiblemente también se unan al fragor, ejerciendo presión sobre la zona euro para que haga lo que sea para salvar el euro, y hacerlo ahora, o dar por finalizado el proyecto.
En tanto, el propio euro podría enfrentar un verano volátil, a la espera de pruebas de que, pese a todas las decepciones, el plan de Draghi aún podría tener éxito.

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