jueves, 9 de agosto de 2012

Vaya Cara!

Standard Chartered alimenta la teoría del asedio a Reino Unido


08.08.2012 SIMON NIXON 
Da la sensación de que estuviéramos otra vez en 1812.
Doscientos años después de la guerra angloamericana, en Londres hay cada vez una mayor sensación de que EEUU está buscando pelea. En el trascurso de un mes, los tres principales bancos británicos han sido objeto de ataques de los reguladores estadounidenses. En primer lugar, Barclays fue sancionado con una multa de 450 millones de dólares por la manipulación del Libor; después llegó HSBC, acusado en una investigación del Senado estadounidense de no hacer nada por impedir operaciones de blanqueo de capital en su filial mexicana y ahora le toca el turno a Standard Chartered, al que el Departamento de Servicios de Finanzas (DSF) del estado de Nueva York ha acusado de ayudar supuestamente a los bancos iraníes a sortear las sanciones de EEUU.
Dada la importancia que tiene la City londinense para la economía británica, no resulta sorprendente que estas acciones hayan herido la sensibilidad de los británicos. Sin embargo, los temores de una agresión de EEUU al sistema financiero británico parecen infundados. Barclays es víctima de una investigación a mayor escala en la que se han visto involucrados 16 entidades a nivel global, incluidos algunos de EEUU. Dado que el Libor se aplica en Reino Unido bajo los auspicios de la Asociación de Banqueros Británicos, el escándalo ha despertado dudas sobre la eficiencia de las autoridades reguladoras británicas. No obstante, no hay pruebas que hagan pensar que esto esté motivado por un factor que no sea la integridad de los mercados. De hecho, en el caso de la investigación de Barclays, los reguladores de ambos lados del Atlántico colaboraron juntos.
Asimismo, los problemas de HSBC derivan de graves fallos de auditoría que ocasionaron que el banco blanquease supuestamente miles de millones de dólares procedentes del tráfico de estupefacientes. En el mejor de los casos, el banco es víctima de su propia incompetencia. Por su parte, Standard Chartered es el quinto banco acusado de violar la política estadounidense de sanciones a Irán, siguiendo los pasos de Barclays, Lloyds Banking Group, Credit Suisse e ING Group. Si hay un objetivo nacional en este caso, es Irán más que Reino Unido. Las presiones regulatorias sobre los bancos europeos por sus operaciones con Irán reflejaban originalmente las prioridades en política exterior de EEUU, según un ex alto cargo estadounidense.
Si estos asaltos a bancos británicos representan un ataque de EEUU a Londres, no cabe duda de que está muy descoordinado. Las acusaciones incendiarias contra Standard Chartered las hizo una única autoridad estadounidense, Benjamin Lawsky, del Departamento de Servicios Financieros de Nueva York, por iniciativa propia y al margen de los reguladores federales que también investigan las violaciones de las sanciones. Standard Chartered puede no ser más que una víctima colateral del intento de un joven político de ganar medallas.
Desde luego, así es como suelen empezar las guerras.
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