viernes, 29 de mayo de 2015

40+40...son demasiados!

Ovetenses, Franco ha muerto (40 años después)

La Justicia obliga al Ayuntamiento de Oviedo a retirar de la plaza de España el medallón en homenaje a Franco inaugurado en 1978, ya con polémica
MARTES 26 DE MAYO DE 2015
Pablo Batalla Cueto

PABLO BATALLA CUETO

Ricardo Fernández Rodríguez

Ricardo Fernández Rodríguez

Cuarenta años después de la muerte de Francisco Franco y ocho después de la promulgación de la ley de Memoria Histórica, pocos homenajes monumentales al dictador quedan en pie en España, pero uno de ellos se encuentra en la plaza de España de Oviedo y es un medallón con la efigie del tirano encastrada en un obelisco coronado por una alegoría de la Paz. Por el consistorio carbayón han pasado gobiernos de UCD, PSOE y PP sin que ninguno de los cuatro alcaldes democráticos que han gobernado en la capital asturiana desde 1979 haya tenido a bien emprender el borrado de dicha huella de la dictadura del espacio público de la ciudad.
Diversos colectivos lo intentaron en estas cuatro décadas sin éxito, pero parece que el recurso contencioso administrativo de dos particulares, emprendido en octubre de 2014 y recién fallado favorablemente, va a obrar finalmente el milagro que el Ayuntamiento del PP ha dilatado todo lo posible, llegando a ser advertido de que sería multado con 1.200 euros si no comparecía en el juzgado y pasándole finalmente la pelota a la consejería de Cultura. Ésta dictaminó en el informe correspondiente que el medallón de Franco no goza de ningún tipo de protección patrimonial y que debe ser retirado inmediatamente del obelisco, cuya piedra debe sanearse para que no queden marcas. Conocido dicho informe, el pasado 15 de mayo el juzgado resolvió finalmente de forma favorable la damnatio memoriae.
Los denunciantes son Eduardo García, militante de Izquierda Unida, y el abogado Ricardo Fernández, miembro del PSOE y número 3 en la lista municipal que encabeza Wenceslao López. “No sé si hay muchos monumentos a Hitler en Alemania, o a Pétain y Laval en Francia”, se preguntó Fernández, según cuenta él mismo, hace algunos meses, para después responderse que “si queremos construir el futuro debemos primero revisar el pasado”. Ello le llevó a iniciar un procedimiento judicial para el cual investigó primeramente los orígenes del monumento, que no se sitúan en la dictadura, sino ocho días después de la muerte del dictador, el 28 de noviembre de 1975. De ese día es la propuesta de un concejal del Ayuntamiento de entonces, Ángel Villanueva Diego, de levantar un monumento al Caudillo por suscripción popular, a la cual él mismo aporta 25.000 pesetas y el Ayuntamiento presidido entonces por Félix Serrano 500.000.

De Ávalos y a dedo

Según cuenta Fernández, el procedimiento seguido revela hasta qué punto aquel consistorio predemocrático era “un auténtico cortijo”. En primer lugar, la autoría del monumento no se saca a concurso, sino que es adjudicada a dedo, después de sopesar en petit-comité otros posibles autores, al escultor extremeño Juan de Ávalos, autor de la efigie de Franco que aparecía en las pesetas de entonces y de la decoración escultórica del Valle de los Caídos.
De Ávalos es renuente en un principio explicando a los representantes del Ayuntamiento ovetense, según explica Fernández, “que él había conocido a Franco y sabía que al Caudillo no le agradaban tales homenajes”, pero finalmente accede y el proyecto, que también comporta la remodelación urbanística de la plaza de España, se inicia entre 1976 y 1977, para ser concluido el 14 de septiembre de 1977.
El gasto total, abultadísimo para la época, fue de 8 millones de pesetas después de verse incrementado por sobrecostes y mordidas, y corrió a cargo de particulares y empresas forzados por el Ayuntamiento a participar en la suscripción. Particularmente azuzados al respecto fueron los bancos de la ciudad, a cada uno de los cuales le fueron exigidas 130.000 pesetas.
La inauguración del monumento se celebra el 14 de septiembre de 1978, en medio de una gran polémica e iniciando una historia azarosa —a las frecuentes pintadas se añade el robo del medallón en 2003 por parte de dos jóvenes— que parece, de momento sólo parece, concluir en 2015, cuarenta años exactos después de la muerte del homenajeado.

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