sábado, 30 de mayo de 2015

Gijón en el aire...

La incógnita es Gijón. Si en el Principado parece imposible formar una mayoría de gobierno que no pase por el PSOE y en Oviedo se han puesto este viernes los cimientos para un pacto de la izquierda que desaloje a Agustín Iglesias Caunedo de la alcaldía, el futuro gobierno local de la mayor ciudad asturiana depende aún de muchas variables y condiciones como para predecir lo que ocurrirá en las próximas dos semanas, el plazo que media hasta la sesión constitutiva del nuevo ayuntamiento. El viernes estuvo marcado por la primera reunión de Somos Oviedo y los socialistas de la capital asturiana para abordar las condiciones en que sería posible un acuerdo sobre la investidura de Ana Taboada, por el análisis de la cúpula nacional de Podemos –proclive a permitir gobernar al PSOE y frenar al PP donde sea posible— y los preliminares del comité federal en que Pedro Sánchez y su ejecutiva fijarán la posición de los socialistas.
La apuesta más segura para un entendimiento parece Oviedo. Taboada y el secretario general y candidato del PSOE local, Wenceslao López, destacaron la sintonía entre ambas partes y la posibilidad de pactar un paquete de medidas sociales que aplicar desde el gobierno. Dado que Izquierda Unida también ha expresado desde el primer momento su disposición a aportar sus votos para poner fin al largo periodo del PP en la alcaldía de la ciudad, el camino aparece, al menos en principio, despejado de obstáculos. Juega a favor del acuerdo, además, el hecho de que ninguna fuerza de la izquierda desee correr el riesgo de aparecer ante los votantes como el salvavidas de Caunedo en el momento de máxima debilidad de su partido desde 1991.

Colaboración y recelos

El acuerdo para la investidura, sin embargo, no significa necesariamente un equipo de gobierno tripartito para Oviedo. Porque, en ese punto, entran en juego otras condiciones que estudian las cúpulas nacionales de Podemos y PSOE. Ambas direcciones están dispuestas a colaborar con la otra fuerza allá donde la suma de sus votos impida al PP llegar al poder o conservarlo, pero no tanto a dar un paso más allá y gestionar en común. En la lucha más amplia por ser la primera fuerza de la izquierda en las elecciones generales del último trimestre del año, ninguna de las dos desea aparecer como subordinada de la otra. Tal vez Oviedo –donde Somos logró seis concejales, el PSOE cinco e IU tres— necesite un pacto estable para un gobierno con más apoyos que los 11 concejales del PP, pero no puede darse por descontado que lo tenga.
Consideraciones similares planean sobre cualquier negociación en la Junta General. El PSOE ya se ha puesto en marcha para sondear al resto de las fuerzas políticas, pero Podemos no da por supuesto su apoyo a los socialistas. “Nuestra opción de máximo es un gobierno de cambio, y eso solo lo garantiza un gobierno encabezado por Podemos”, señaló el viernes el candidato de la formación, Emilio León, tras analizar los resultados con Pablo Iglesias y los candidatos y dirigentes de las otras 12 comunidades autónomas que fueron a las urnas el domingo pasado. Esa postura no significa que León vaya a presentarse a la investidura, pero tampoco que vaya a apoyar a Javier Fernández.

El PSOE busca una posición común

En realidad, el sistema de elección del presidente de Asturias puede permitir al líder del PSOE imponerse en una segunda vuelta con el apoyo exclusivo de su grupo, salvo que el PP consiga el apoyo de Foro y Ciudadanos para Mercedes Fernández, una operación que no parece sencilla. El PSOE, además, tiene la opción de IU. Gaspar Llamazares ha abierto la posibilidad a un acuerdo siempre que no se limite a una operación aritmética e incluya un programa social. Fernández, que a última hora del viernes se reunió con Pedro Sánchez para analizar los resultados –algo que ya habían hecho por teléfono a lo largo de la semana— y preparar el comité federal del partido, que se desarrollará este sábado, asegura que no cierra la puerta al diálogo con nadie para conseguir “un gobierno de progreso”. Sobre las objeciones de la andaluza Susana Díaz a la barrera anti-PP por la que aboga Sánchez, Fernández no se ha pronunciado con rotundidad a la espera del debate interno en el comité. En todo caso, tiene la ventaja de que cualquier otra combinación para dar un presidente a Asturias es más complicada que su investidura. El PSOE asturiano, además, se considera capaz de gobernar en solitario y buscar aliados a medida para cada proyecto de la legislatura.
Las mayores incertidumbres se arremolinan en torno a Gijón, donde Xixón Sí Puede, la candidatura de unidad popular avalada por Podemos, trabaja con la idea de no decantarse en la investidura por Foro ni por el PSOE o incluso con la posibilidad de presentar a su propio candidato, Mario Suárez del Fueyo. Ahí se abren múltiple posibilidades. Si Carmen Moriyón consiguiera el apoyo de PP y Ciudadanos, sería alcaldesa incluso aunque IU diera sus votos al socialista José María Pérez. La cuestión es si ese entendimiento a tres bandas es posible. La defenestrada Pilar Fernández Pardo desoyó hace cuatro las instrucciones de la dirección regional del PP y permitió el acceso de Foro a la alcaldía. Aquel gesto acabó por costarle la presidencia local del partido y agravó la crisis interna de los populares. Es muy improbable que el nuevo líder, Mariano Marín, recién elegido con los beneplácitos de Mercedes Fernández, se rebele, así que la decisión de apoyar o no a Foro quedará en manos de los órganos autonómicos, cuyas relaciones con Foro no han mejorado desde 2011.

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