sábado, 24 de abril de 2010

Manualillos para una crísis ( 1 )

Apuestas de cambio.

Una nueva iniciativa para alimentar al mundo .

Timothy Geithner y Bill Gates

Hace un año, el mundo se unió en un esfuerzo coordinado y amplio para restaurar la estabilidad de nuestra economía global. Gracias a las medidas adoptadas entonces, el mundo está comenzando a recuperarse de la mayor crisis económica desde la Gran Depresión.

Pero mientras trabajamos para construir una economía mundial más sólida, más estable y más equilibrada, debemos renovar nuestro compromiso para enfrentar el hambre y la pobreza mundial. Porque un mundo donde más de mil millones de personas sufren de hambre no es un mundo fuerte ni estable. Un mundo donde más de dos mil millones de personas en áreas rurales sufren para ganarse la vida no es un mundo equilibrado.

El jueves, Estados Unidos, Canadá, España, Corea del Sur y la Fundación Bill & Melinda Gates se comprometieron a combatir la amenaza a la inseguridad alimentaria global. Juntos estamos lanzando el Programa Global de Agricultura y Seguridad Alimentaria, un nuevo fondo para ayudar a los agricultores más pobres del mundo a aumentar sus cosechas y sus ingresos para que puedan salir de la pobreza y no pasar hambre.

.El fuerte incremento de los precios de los alimentos en 2008 y la reciente crisis económica global han propiciado que haya más de mil millones de personas que pasan hambre en el mundo. A medida que la población mundial aumenta en los próximos años y los cambios climáticos causan escasez de agua que destruye las cosechas, el número de personas sin acceso adecuado a alimentos probablemente se incrementará. Cuando esto ocurra, los pequeños agricultores y la gente que vive en la pobreza serán los que más necesiten ayuda. Ellos son los que no pueden permitirse plantar cosechas ni comprar comida si se duplican los precios. Ellos son también los que enfrentan escasez cuando cambian los ciclos de lluvia y se reduce la cantidad de agua disponible.

No deberíamos estar enfrentando este desafío en la actualidad. En las décadas de los 60 y 70, el mundo entendió que el desarrollo agrícola era una herramienta indispensable para aliviar el hambre, reducir la pobreza, y fomentar el crecimiento económico. La combinación de nuevas cosechas de mayores rendimientos desarrollados por científicos como Norman Borlaug y las inversiones sostenidas de Estados Unidos y otros países ayudaron a salvar de la inanición a cientos de millones de personas en India, México y otros países.

No obstante, el interés mundial en la agricultura menguó en las últimas tres décadas. Los países donantes se centraron en otros asuntos. Como resultado, ha habido un fuerte descenso en la ayuda a la agricultura. En 1979, casi 18% de toda la ayuda oficial al desarrollo a nivel mundial se destinó a la agricultura. En 2008, la cifra descendió a cerca de 5%. La inversión privada en agricultura en África es insignificante. Hoy en día, muchos africanos enfrentan escasez de alimentos en parte debido a que el agricultor africano promedio produce la mitad de la cosecha por hectárea que un agricultor indio, una cuarta parte que su contraparte china, y sólo una quinta parte que un agricultor estadounidense.

El nuevo Programa Global de Agricultura y Seguridad Alimentaria —patrocinado por el Banco Mundial y propuesto el año pasado por el G-8 y el G-20—, proveerá financiamiento a los países de bajos ingresos con altos niveles de inseguridad alimentaria. El programa colaborará con países que han desarrollado sólidos planes agrícolas y que ya están usando sus propios recursos para invertir en los sistemas más eficaces para aumentar la producción agrícola. La cuenta del fondo destinada al sector público invertirá en infraestructura que vinculará a los agricultores con los mercados, promoverá la gestión sostenible del agua, y aumentará el acceso a mejores semillas y tecnología.

Pero esta ayuda por sí sola no puede desatar el potencial de la agricultura. Las pequeñas granjas necesitan más inversiones del sector privado que el que reciben actualmente. Esta es la razón por la que este fondo tendrá una cuenta para el sector privado que provee financiamiento para incrementar el potencial comercial de las granjas pequeñas y medianas y otros agronegocios.

Algunos países pobres ya están adoptando medidas para incrementar la productividad agrícola. Ruanda, por ejemplo, ha incrementado su inversión en agricultura en 30% en el período comprendido entre 2007 y 2009 y anunció recientemente que su producción agrícola subió 15% en ese período.

El fondo se apoyará en este y otros progresos actualmente en marcha. Proveerá una manera transparente para que los donantes implementen su compromiso a la agricultura y una fuente predecible de financiamiento para los países en desarrollo. Además, el fondo proporcionará ayuda a los países y organizaciones civiles receptoras, así como a los donantes, para determinar a dónde destinar las inversiones.

Gracias al liderazgo del presidente Barack Obama, a la secretaria de Estado Hillary Clinton y al senador Richard Lugar (legislador republicano por el estado de Indiana), el anuncio que hicimos constituirá un significativo paso adelante: nuestros compromisos de donación totalizan casi US$900 millones desde ahora hasta 2012.

Pero la creación de este fondo es tan sólo el primer paso. El año pasado, varios países ricos se comprometieron a aportar al menos US$22.000 millones en los próximos tres años al desarrollo agrícola. Ahora, se pueden unir a este fondo para cumplir sus promesas. El compromiso de los agricultores y familias es a largo plazo; el nuestro también debe serlo.

Si trabajamos juntos tendremos la oportunidad de crear un mundo exento de hambre y pobreza extrema. Las comunidades rurales han esperado demasiado para que sus granjas prosperen. Esta vez, ahora que volvemos con renovado vigor y compromiso para fomentar el desarrollo agrícola, sigamos concentrados hasta que se logren los objetivos. Hagamos historia aprendiendo de ella.

Timothy Geithner es secretario del Tesoro de Estados unidos.
Bill Gates es copresidente de la Fundación Bill & Melinda Gates.

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