El coste de la televisión pública
Las
televisiones regionales se han convertido en un lastre insoportable
para las depauperadas arcas de las comunidades autónomas. En pleno plan
de recorte masivo de gastos públicos, las cadenas autonómicas costaron
1.300 millones de euros a los contribuyentes el año pasado, entre
aportaciones públicas directas y déficit.
La crisis publicitaria,
que ha restado un 35% de la inversión privada en estos canales durante
el primer semestre, agrava aún más la situación, que exige la venta o el
cierre de unas cadenas que, además, pierden influencia año tras año,
con audiencias decrecientes. Aunque el mal es común, es cierto que el
desfase parece mayor en unas televisiones que en otras, y que la
justificación de su existencia es también dispar. Las cadenas en
regiones con idioma propio, como Galicia, País Vasco y Cataluña, están
entre las más costosas y con mayor número de empleados, pero también son
las de mayor audiencia y las que cuenta con más porcentaje del gasto
financiado con publicidad.Otras, como la televisión valenciana, la de Murcia o la de Baleares, son igual o más costosas y superan a duras penas cuotas de audiencia del 6%, por lo que su necesidad resulta aún más discutible. El Gobierno ha modificado la ley para que las autonomías puedan privatizar o cerrar sus televisiones. Madrid y Castilla La-Mancha venían pidiendo con insistencia esta posibilidad, pero no han movido ficha desde la aprobación de la ley. El Ejecutivo valenciano, sin embargo, ha marcado el camino con el recorte del 75% de su sobredimensionada plantilla, en un más que posible paso previo a un proceso de privatización.
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