EL TORNEO DEPORTIVO MÁS ELEGANTE DEL MUNDO
Wimbledon: de René Lacoste a Nike
Se trata del único Grand Slam que exige riguroso dress code blanco a sus participantes y una de las principales fuentes de inspiración de toda firma smart casual que se precie.
Roger Federer, ayer, recibiendo su séptimo trofeo de Wimbledon.En la actualidad, Wimbledon es la única gran competición deportiva que exige dress code a los jugadores, no sólo en la gala final, sino durante todos los partidos: todos los participantes deben vestir cerca del 100% de su vestimenta oficial en blanco. Hasta un jovenzuelo Rafa Nadal, de camisetas holgadas sin mangas y pantalón surfero por debajo de la rodilla, hubo de refinarse para jugar sobre hierba.
El torneo más prestigioso de tenis es todo tradición británica y, tras sus más de dos siglos de antigüedad, ha conseguido mantener ese aura de elegancia de los inicios, cuando se trataba de una modalidad sólo practicada por las clases más altas.
Así, de Wimbledon han surgido no sólo grandes personajes del tenis, sino reconocidos gentlemen en estilo. René Lacoste fue uno de estos ejemplos de elegancia en la década de los felices 20. Coqueto y amante de los detalles, en 1923 comenzó a bordar en sus chaquetas un pequeño cocodrilo, que hacía referencia al apodo como se le había comenzado a denominar desde un torneo en Boston ese mismo año. La revolución, sin embargo, llegaría en 1927, cuando el deportista encargara un lote de camisetas de piqué, más transpirables y ajustadas, que darían consigo el nacimiento del muy famoso 'polo'.
El polo también sería una de las prendas fetiche de Fred Perry, ganador de tres torneos seguidos en la década siguiente y último británico que se ha hecho con el legendario Grand Slam. Tras su retirada del deporte profesional, Perry fundaría en 1952 una firma de moda con su nombre, de estilo elegante relajado con guiños deportivos que todavía hoy sigue siendo una de las marcas favoritas para las citas casual de cualquier hombre sofisticado.
Otra caballero conocido por su elegancia en el tenis inglés fue Emile Camuset. Aunque no era un deportista profesional, Camuset tenía muy claro lo que los jugadores de élite buscaban en las prendas que vestirían en los grandes torneos. En 1882 reconvirtió su taller de punto en Le Coq Sportif, una firma que suplía a tenistas y también ciclistas o jugadores de rugby de las camisetas cómodas y sofisticadas para las competiciones internacionales más importantes. Con sus pantalones más cortos de lo habitual y sus polos ajustados, el tenista Arthur Ashe confiaría en él para pasar a la historia como el primer jugador negro que ganó Wimbledon en 1975.

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